El mundo en el que vivimos, lleno de estímulos y tecnologías que nos aportan grandes beneficios, nos aleja a su vez de la importancia de las relaciones humanas. En ocasiones, un mal uso de las mismas, puede llevarnos al aislamiento y la soledad, y por consiguiente a una carencia de habilidades sociales. La comunicación que se establece con un bebé cuando le damos de comer, cuando jugamos con él, durante el momento del baño, mientras le leemos un cuento, es primordial para el desarrollo emocional y lingüístico.
Teniendo en cuenta esto, es indudable la necesidad de educar la dimensión emocional de los niños y niñas desde las edades más tempranas. A partir de la formación del sistema nervioso central hasta los 6 años de vida se lleva a cabo un proceso fundamental para el desarrollo neurológico. Un ambiente rico en estímulos favorecerá dicho proceso. En este sentido, el cuento es considerado la mejor herramienta didáctica y pedagógica para transmitir valores y establecer vínculos emocionales.
Entre sus múltiples beneficios para el desarrollo integral de las personas en edades tempranas, cabe destacar que los cuentos ayudan a establecer un mayor número de interconexiones neuronales, según reveló un estudio de la Universidad de Pennsylvania (EEUU) en la Reunión Anual de la Sociedad de la Neurociencia. La investigación estableció a través de escáneres cerebrales que existe un período extremadamente sensitivo en la infancia durante el cual, el desarrollo del cerebro está fuertemente influido por los factores ambientales.
Los investigadores seleccionaron a 64 niños a los que realizaron un seguimiento desde su nacimiento hasta la adolescencia, que incluyó una serie de visitas entre los 4 y 8 años para evaluar su ambiente, cuantificar los libros y juguetes educativos, así como los estímulos proporcionados por los padres. Diez años después, los científicos obtuvieron imágenes del cerebro de los participantes y encontraron que el nivel de estimulación mental recibido por los niños a los 4 años se relacionaba con el grosor de dos regiones de la corteza cerebral en la adolescencia, y que esta era más delgada en los participantes con más estímulos.
Con el paso del tiempo, el mecanismo cerebral va eliminando las conexiones neuronales que no han sido efectivas a través de la experiencia. Éstas se consideran sobrantes y se van eliminando en un proceso llamado “poda sináptica”. Martha Farah una de las autoras el trabajo explica: “Hemos comprobado que los cuidados de los padres influyen en la estructura del cerebro” y “no creo que los resultados sean una casualidad, sino que parece que la estimulación cognitiva a edades tempranas conduce a cambios en el grosor de la corteza cerebral”.
Es un avance poder demostrar científicamente que la exposición temprana a la lectura de cuentos puede tener un impacto significativo y medible en el cerebro del niño y la niña.
Por su parte, John Hutton, investigador del Reading and Literacy Discovery Center y del Cincinnati Children's Hospital Medical Center de EEUU, da importancia a las áreas del cerebro que respaldan las imágenes mentales, ayudando al niño a ver la historia, más allá de las imágenes, afirmando el papel inestimable de la imaginación.
Por estas razones, La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) decidió apoyar la campaña de promoción de la lectura y puso a disposición de los padres el decálogo “Derecho de los niños a escuchar cuentos”. Se han puesto al alcance de las familias diversos recursos, como cuentos y libros, con el mismo objetivo de colaborar con el aprendizaje y la estimulación infantil.
Además de las investigaciones mencionadas en este post, la lectura de cuentos en los centros escolares permite:
- - Crear un momento mágico en el aula que ayuda a establecer vínculos entre el/la
docente y el alumnado.
- Ayudar a los niños a comprender situaciones difíciles de explicar, tales como la emoción, el valor, el miedo.
- Las actividades posteriores al cuento invitan a la reflexión.
Justificada la importancia de la lectura de cuentos, en el próximo post haré referencia al proceso para planificar actividades que pueden llevarse a cabo tras la lectura de un cuento, en este caso: “El sueño de Magalí”. Dichas propuestas están basadas en el sistema de lectura aplicado en las escuelas de West Palm Beach en Florida.
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